25/10/11

SAP. Padres ó madres que adoctrinan a sus hijos en contra del otro


Fuente: El Confidencial 19/10/2011.
Escrito por Elena Borges (Psicóloga clínica)

Síndrome de Alienación Parental (SAP) o el arte que tienen algunos padres de convertir el amor de los hijos en puro odio hacia su ex cónyuge. Por rencor, por deseos de venganza, por puro despecho, muchos padres y madres se autoimponen la misión de convertir a sus hijos en enemigos del ‘contrario’, como si de una batalla se tratasen las separaciones.

Aunque no está oficialmente reconocido por las autoridades sanitarias, el SAP fue establecido en 1985 por el profesor de psiquiatría Richard Gardner, que hablaba del desorden que sufre un niño que denigra e insulta constantemente a su madre o a su padre.

Como todos sabemos, los niños pequeños son perfectamente maleables e indefensos. Son como verdaderas esponjas y si uno de los padres se pasa el día hablándoles mal sobre el otro, al final los niños acabarán convencidos de todo aquello que se les ha inculcado. Las insinuaciones, la siembra de sospechas, las acusaciones e incluso los insultos directos, son expresiones que con frecuencia se pronuncian para que los pequeños las escuchen y que poco a poco van calando en ellos.

Al final, sin más motivo que el mero deseo de venganza del contrario, uno de los progenitores se convierte para sus hijos en un monstruo, en una mala persona, en alguien que ya no merece su cariño y en el destino de su rabia.

Pero puede ocurrir algo incluso peor. Si el miembro de la pareja que decide alienar a esos niños lo hace mediante el silencio, si, de pronto, no se puede mentar el nombre de la madre o padres ausente, si su figura desaparece de la casa, si el progenitor que se haya quedado no se digna a hablar de él y tampoco les deja hacerlo a los hijos… entonces esa persona cae en el más triste de los olvidos y se convierte en un fantasma para sus propios retoños.

El psicólogo Javier Urra, que fue el primer Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, también defiende la existencia de este síndrome que aún muchos quieren negar. Él ha hablado en muchas ocasiones de la desvinculación que sufre un niño que escucha continuamente críticas hacia su padre o su madres, de cómo se convierte en un niño al que no le llama el cariño.

Y es que estos pequeños se convierten en víctimas de las garras de un vampiro afectivo, de una persona que, guiada sólo por la sed de venganza, es capaz de destrozar el futuro emocional de sus propios hijos. Es una conducta patológica que corresponde a personas con grandes dotes de persuasión, poco dadas al diálogo, frías y vengativas.

Lo peligroso es que si nadie se da cuenta de la situación y no se pone remedio, el odio de los hijos puede terminar durando toda la vida, ya que es difícil revertir sentimientos profundos con los que se ha crecido.

Para Gardner el tratamiento consistiría en ‘desprogramar’ al niño y ayudarle a aceptar al padre rechazado. Para conseguirlo, dependiendo del grado de rechazo, sugiere visitas obligatorias y en casos extremos el cambio de custodia y la mudanza del niño a la casa del progenitor odiado.

Pinchar aquí; Alienación Parental ¡SI EXISTE!
Atenea,

3 comentarios:

Néleb dijo...

Sé como te sientes, como sufres, como te duele el alma. Yo tambien soy una ex madre a la fuerza.

Un abrazo enorme.

Belén

Atenea y Xena dijo...

Hola Belén.

Siento mucho que tus hijos y tú, estéis pasando por esto.
He intentado meterme en tu blog, pero no he podido. Verás... me gustaría, y creo que sería positivo para las personas que estemos viviendo esta barbaridad. Que nos juntásemos. Próximamente voy a visitar Salamanca, tengo familia allí. Si quieres podríamos conocernos... Tenemos que intentar entre los afectados, buscar alguna solución... Ya que esta ..... ¿justicia? no quiere ni pretende molestarse.

Espero impaciente tu respuesta...
Otro abrazo enorme para ti.

Atenea,

Unknown dijo...

Yo estoy igual. Me fui de casa por maltrato y para poder educar y librar a mis hijos de mal trato. Ahora me quedé sin ellos aun teniendo la custodia. Les alieno. Y me odian.