8/6/11

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Fue un día de calor, decidimos meternos al agua, la bandera estaba amarilla, pero el mar estaba en calma.
No suelo meterme muy adentro, solo hasta que el agua me llega al pecho, me siento más segura cuando hago pie.
Saltar las olas es algo que me divierte mucho, no había muchas, algo ligero pero divertido.
De pronto vino una ola inesperada, por un momento mis pies no tocaban la arena, me puse nerviosa.
Levanté los brazos haciendo señas a mi cuñada, ella me saludaba. Quería nadar hacía la orilla pero las piernas seguían la corriente contraria a mis brazos.
Lo intenté de espaldas, pues así nado bastante mejor...........pero no podía. Las fuerzas se me iban y las olas no me dejaban avanzar. En esos momentos de tensión, en lo único que pensaba, era que me ahogaba, que no podía salir de allí y me dejé llevar.......... es duro recordarlo, pero no podía más.
Mi cuerpo de hundió, solo un poco, pero se hundió y solo quedaban mis brazos sobre el agua.
En ese momento sentí una mano agarrándome con fuerza la muñeca y mi cabeza salio del agua, era mi hermano..................
Pude salir de aquello gracias a él, él me salvó.
Creí que me moría.
Y ahora...................................
Ahora no estoy en el mar y no es aquel día, pero siento esa misma presión sobre mi cabeza.
Siento que por mucho que nade hacia la orilla, no puedo llegar.
Se me va la fuerza y se me van las ganas y no quiero dejarme llevar...........

Xena,

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