No merece la pena...

Claro que será, pero sólo cuando yo desee,

y sólo cuando el sol haya desplegado sus rayos hacia lo eterno devolviéndome todas mis lágrimas, y sólo cuando mis ojos perdidos, se transformen en un manantial de luz, amor, paz y consuelo...

Volveréis si, y tú lo sabes, él lo sabe, lo sabemos...

lo sientes, lo siente... ¡Y como yo lo siento!...,

...pero será cuando yo quiera... y quiero sólo cuando ella,

haya limpiado de mis entrañas este rencor envenenado...

Estaréis..., pero de nuevo cuando yo quiera...,

y querré cuando despierten mis brazos y mi alma vuelva a miraros sin que la rabia me devore por dentro... y cuando deje de carcomer mis cuerdas vocales, impidiendo que griten, que expresen lo que aún no pueden...

...Ya no me haréis más daño... por que yo no quiero...,

...¡Aunque mis sentidos sienten!..., pero ya de otra manera...

Y ya no voy a daros más...

Ya me he cansado...

No merece la pena...

Ahora y por que yo lo quiero... Me daréis vosotros a mi...

Atenea,